9 de marzo de 2012

Ser

Ave quiere ser
y partir.
Ave de los montes,
de los hombres exiliado.
Lejos del tendido eléctrico.
Agarra la bici, empieza a pedalear.
Busca esa libertad de juguete.
Ir al monte: pibe y ave.
Vivir el pasto y la hormiga,
la ramita seca y la hojarasca.
El cascarudo y la arañita de color
que da miedo y fascina,
todo al mismo tiempo.
Y escalar la corteza.
Que duelan los dedos y no importe.
Sentarse en la rama espesa,
sentir la brisa
que mueve las hojas,
que mueve los pelos del flequillo,
que cosquillean en la frente.
Gatear hasta la punta, 
casi hasta donde ya no resiste.
Cristalizarse hasta ocaso.
Anhelar de cerca lo que no pudo
ser.

2 comentarios:

  1. Se comparte el deseo de ser...Tu poema me hizo acordar a Hojas de hierba de Whitman de alguna manera...

    Hermoso sitio.

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  2. Kevin, aprecio mucho tu comentario, porque sé que viene de alguien que vive en el poder creador de la palabra tanto o más que yo.

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